Tahar y el perfume






Desde que era alcantarillero, Tahar se pasaba todas sus jornadas chapoteando entre los excrementos

Un buen día, al salir de su trabajo, una perfumería despertó su curiosidad y entró en el establecimiento. Asombrado por todas estas fragancias desconocidas, aspiró profundamente para captarlas mejor, pero su cuerpo se puso rígido y perdió el conocimiento en el acto.
Trataron de reanimarle sin éxito. Le hicieron respirar sales, le dieron cachetitos en las mejillas, le rociaron con agua, pero todo fue en vano. Tahar seguía inconsciente.
Avisado, su padre se fue a toda prisa hacia la perfumería, provisto de una cajita de excrementos. Una vez allí, se acercó a Tahar y abrió la caja ante su nariz. Algunas segundos más tarde, éste se despertó, asombrado de encontrarse en una situación semejante.



Maestro: el proceso del crecimiento interior y del florecimiento de nuestro ser esencial necesita tiempo y insistencia. Por mucho que nos gustaría no pasaremos – como en este cuento – directamente de la alcantarilla a la perfumería de nuestro ser.



Cuento del maestro Sufi Rumi, fuente: la sabiduría de los cuentos de Alejandro Jodorowsky

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