Los caminos del sur
No olvides decir
los nombres de Dios
si vas por los caminos del Sur.
En las llanuras de Tiris
el polvo está de fiesta
después de las bendiciones.
Un brindis rompe la nostálgica canción
desde el Valle de la Tristeza
hasta el Corazón de los Escorpiones.
Cuando la luna se abriga
la anciana noche se asila
en la silueta de una hoguera.
Una nave de ardiente ceniza
embriagada de ansiedad
toma tierra en la bahía.
Entre los pasajeros
está ella desnuda,
con su pelo negro, liso,
que al muslo le llega.
Anda esposada de vendas y henna
entre las piedras sin edad
y las regiones sin lagos.
Entre besos y tempestades,
entre abrazos y promesas,
hay olor a contrabando.
No olvides decir
los nombres de Dios
si vas por los caminos del Sur.
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