El reloj fálico de Risco Caído-Gran Canaria
A las ocho y cuatro minutos de ayer, primer día del verano 2012, se ponía en marcha en una perdida cueva de Artenara un antiquísimo mecanismo solar de precisión matemática. Una suerte de reloj y templo de la fertilidad, de batería inagotable, que dibujó perfectamente nítido un falo que recorría y bañaba de luz durante dos horas un conjunto de triángulos púbicos.
Son las cuevas de Risco Caído, un sorprendente descubrimiento de última hornada realizado por el arqueólogo y director de la empresa especializada Propac S.L. y que presentó ayer al presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, al consejero de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural, Larry Álvarez, y a la alcaldesa de Artenara, Eva Díaz, entre otros representantes. Se trata de una máquina del tiempo contenida en una cueva de planta redonda hasta culminar en una inédita -en la Canarias prehispánica-, y casi perfecta cúpula que se eleva a cuatro metros sobre el suelo.
En una de las bandas de esta campana interior una abertura estratégicamente colocada hace las veces de 'proyector', labrada a conciencia para dar entrada a la luz del sol y reflejar nítidamente la imagen de un pene de considerables dimensiones que lentamente fluye haciendo escala por la treintena de grabados púbicos, hasta morir en un orificio en la piedra.
El primer encuentro con estas cuevas, que se localizan a una vera del barranco que da soporte a las presas de Los Pérez, Los Hoyos y Lugarejos, cerca de este último lugar y en la linde de Artenara y Gáldar, fue en los años 80. Es un camino perdido entre las lomas del lugar. Pero cuando Cuenca fue a echarle un ojo "cayó un granizo tremendo", que desbarató el hallazgo de su interior. Nuevamente en el año 96, "buscando fósiles", detalla el arqueólogo, se encuentra con los grabados, que ya elevan de por sí el valor prehispánico del conjunto, del que sobresale la cueva descrita, que es la número 6, y otra colindante, la número 7.
Esta última es de mayores dimensiones y contiene 70 grabados. Además en su piso se distribuyen una serie de cazoletas que apoyan el sentido de almogarén, templo y ritual al complejo troglodita.
En todo el Archipiélago no existe un conjunto similar. Pero la sorpresa aún estaba por llegar. En 2007, el entonces consejero de Cultura, Pedro Luis Rosales, le encarga un estudio sobre su arte rupestre. Dos años más tarde..., "vi el fenómeno". Un fenómeno que, según su descubridor, coloca a Risco Caído en la candidatura del Patrimonio Astronómico de la Unesco, organismo al que presentarán a finales de verano un expediente para su posible inclusión. José Miguel Bravo de Laguna, en el interior del indígena 'artilugio', consideró que ese solsticio en directo que estaba viviendo "era la mejor manera de celebrar el primer año de mandato", y que colocaba a Artenara en la ruta del turismo cultural y patrimonial de Canarias.
Mientras, siguen las investigaciones. Cada 7 días se controla la precisión de un reloj que seguirá funcionando durante los próximos seis meses, en un calendario agrícola cuya exactitud está por determinar.
Son las cuevas de Risco Caído, un sorprendente descubrimiento de última hornada realizado por el arqueólogo y director de la empresa especializada Propac S.L. y que presentó ayer al presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, al consejero de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural, Larry Álvarez, y a la alcaldesa de Artenara, Eva Díaz, entre otros representantes. Se trata de una máquina del tiempo contenida en una cueva de planta redonda hasta culminar en una inédita -en la Canarias prehispánica-, y casi perfecta cúpula que se eleva a cuatro metros sobre el suelo.
En una de las bandas de esta campana interior una abertura estratégicamente colocada hace las veces de 'proyector', labrada a conciencia para dar entrada a la luz del sol y reflejar nítidamente la imagen de un pene de considerables dimensiones que lentamente fluye haciendo escala por la treintena de grabados púbicos, hasta morir en un orificio en la piedra.
El primer encuentro con estas cuevas, que se localizan a una vera del barranco que da soporte a las presas de Los Pérez, Los Hoyos y Lugarejos, cerca de este último lugar y en la linde de Artenara y Gáldar, fue en los años 80. Es un camino perdido entre las lomas del lugar. Pero cuando Cuenca fue a echarle un ojo "cayó un granizo tremendo", que desbarató el hallazgo de su interior. Nuevamente en el año 96, "buscando fósiles", detalla el arqueólogo, se encuentra con los grabados, que ya elevan de por sí el valor prehispánico del conjunto, del que sobresale la cueva descrita, que es la número 6, y otra colindante, la número 7.
Esta última es de mayores dimensiones y contiene 70 grabados. Además en su piso se distribuyen una serie de cazoletas que apoyan el sentido de almogarén, templo y ritual al complejo troglodita.
En todo el Archipiélago no existe un conjunto similar. Pero la sorpresa aún estaba por llegar. En 2007, el entonces consejero de Cultura, Pedro Luis Rosales, le encarga un estudio sobre su arte rupestre. Dos años más tarde..., "vi el fenómeno". Un fenómeno que, según su descubridor, coloca a Risco Caído en la candidatura del Patrimonio Astronómico de la Unesco, organismo al que presentarán a finales de verano un expediente para su posible inclusión. José Miguel Bravo de Laguna, en el interior del indígena 'artilugio', consideró que ese solsticio en directo que estaba viviendo "era la mejor manera de celebrar el primer año de mandato", y que colocaba a Artenara en la ruta del turismo cultural y patrimonial de Canarias.
Mientras, siguen las investigaciones. Cada 7 días se controla la precisión de un reloj que seguirá funcionando durante los próximos seis meses, en un calendario agrícola cuya exactitud está por determinar.
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