El secreto del Amor

Un día acudió un loco junto a la ribera del río donde se amaban Bashira y Nuh. Su nombre era Mahmoud, pero todos en el pueblo hacían un juego de palabras y le llamaban Majnum… Nuh sintió desde el primer momento derramarse la Rahma de Al-Lah sobre Mahmoud y se le acercó de buen grado por escucharle y agasajarle mejor.

- ¡Háblanos del camino hacia tu morada porque podamos acompañarte! -Dijo Nuh.

- Mahmoud -contestó aquel- era un loco y conoció el Amor… Estando junto al oasis de Aozud, tras de unas peñas en orillas de difícil acceso, conoció Mahmoud a Layla, la esposa de Ahmed Al Qahhar, la cual bañaba allí su cuerpo desnudo, lejano a las miradas inoportunas de los ojos extraños. Desde la primera mirada cayó Mahmoud prendado a los pies de belleza tan marcada y de tan sublime mirada, consiguiendo al fin consumar con ella su pasión. Pues Layla cayó seducida por el influjo de su voz y su palabra…

Mas, no bien satisfecho, Mahmoud pidió a Layla poder ser su amante. Objetivo que también consiguió… Layla se apartó del lecho de su esposo, y aunque éste era celoso y la guardaba tanto como al mejor de sus tesoros, Mahmoud conseguía burlar las guardias casi todas las noches y acceder al lugar de reposo de su amada… Pero el alejamiento continuado de Layla enfureció a su esposo y al solicitarle ella el divorcio, la encerró en una mazmorra de imposible acceso para nadie y donde sus carceleros le daban comida y agua a través de un agujero, pues se tapiaron todas las puertas y ventanas para que aquel fuera un sepulcro verdadero.

Mahmoud acudía todas las noches y permanecía hasta la madrugada junto a aquel agujero por el que hablaba con su amada sin poder verla ni tocarla… ¡Cuánto sufría y la echaba de menos Mahmoud a su amada! Pero él acudía todas las noches e intentaba consolarla… En su amor, Mahmoud se apartó de todo y de todos, dejando que poco a poco su hacienda se arruinara. Él sólo vivía para acudir a aquel agujero. Y era tan grande su amor y su desconsuelo, que decidió apartar de sí cualquier otro sentimiento, pensamiento, recuerdo ni voluntad que no fueran Layla y sus visitas al agujero…

Pero la voz de Layla se apagaba y él sentía que su propio dolor no le ayudaba a ella en nada. Así es que apartó su dolor y encontró la alegría del que ama para poder transmitírsela como regalo a su amada. Quería Mahmoud amarle más y amar mejor a la propietaria de su corazón… Descubrió después Mahmoud la necesidad de acercarse a las gentes por transmitirle noticias a su Layla, pero al no poder ya hacer otra cosa sino amar, sintió que servirles a todos ellos era como servir a su propia enamorada… Y seguía acudiendo cada noche para contarle las actividades y bondades que durante el día habían acaecido. Aunque la voz de Layla hacía tiempo que había desaparecido.

Un día alguien vino, pues decía que todos en el pueblo sabían a dónde acudía por las noches, y le dijo que Layla hacía meses que había fallecido… Mahmoud le miró sonriendo, porque descubrió que quien le hablaba era Layla disfrazada, y le dijo: “No digas eso, mi amada, pues veo que ya no estás encerrada”. Y se abalanzó raudo a abrazarle y a colmarle de besos llamándole esposa… Pero Mahmoud estaba confuso porque pareciera que el poblado se hubiera quedado vacío y lo habitara tan sólo Layla, que estaba por todas partes, y ella corría como si quisiera apartarse de su lado. A Mahmoud le daba risa de los juegos de su amante y corría tras de ella para atraparle, pasando el día en las calles para poder encontrarle…

Al cabo de muchos días, Mahmoud sentía demasiada sed y hambre, y su cuerpo desfallecía… Comía los restos que por allí había y bebía en los charcos, por no abandonar su puesto ya que a cada rato Layla salía a la calle de los lugares donde estaba escondida… Un día, al acercar sus labios a un charco, descubrió que Layla también allí se escondía, robándole un beso porque estaba desprevenida… Y al levantar la mirada no estaba más que Layla, que ya nunca corría ni se ausentaba en ninguna parte. Mirara donde mirara, era Layla cuanto había… Pero Layla era y no era Layla, porque Mahmoud aún estaba… ¡Pero no!… ¿Quién es ese Mahmoud del que habla Layla?... ¿Y quién es Layla?...

- ¡Oh, Bashira! -Dijo Nuh extasiado. Hoy hemos conocido el camino que conduce hasta Su Casa, y en la palabra de este cuerdo enamorado se vislumbra la Luz del Quds que sustenta Su última morada…

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