Afus deg ufus, taâkemt ad tifsus

Tlaxcala abre sus puertas a la lengua amazigh (bereber)


Omar Mouffok عمر موفق
Traducido por Manuel Talens



El amazigh o bereber, que la mayoría de sus hablantes denominan tamazight, es la lengua original de las poblaciones imazighen de África del Norte. Esta lengua, hablada en regiones diversas, desde el oasis de Siwa (al Oeste de Egipto) hasta el océano Atlántico, en Marruecos y Mauritania, pasando por Libia, el sur de Túnez y las regiones montañosas o desérticas de Argelia, Níger y Mali, con un dialecto particular en cada región, sigue siendo la lengua materna de entre 20 y 30 millones de personas. Es igualmente la lengua ancestral de casi todos los habitantes de África del Norte, entre ellos los de las Islas Canarias, pero con el proceso de arabización que se aceleró durante el último milenio y la colonización española de estas últimas, el amazigh ha perdido mucho de su territorio histórico.


Grupos dialectales del tamazight
El tamazight pertenece a la gran familia de lenguas afroasiáticas entre las que también se encuentran las lenguas semíticas (árabe, hebreo, arameo, lenguas etíopes, etc.), el antiguo egipcio y el copto, el hausa y el somalí. Es una de las raras lenguas africanas que posee su propio alfabeto, el tifinagh, utilizado desde el siglo VI aC, tal como lo demuestran los grabados esculpidos en piedra en cientos de lugares, desde Libia a Marruecos, pasando por Túnez y Argelia. Este alfabeto sigue en uso entre los tuaregs del Sáhara y se enseña con un formato modernizado y estandarizado en las escuelas marroquíes. Los imazighen lo consideran hoy en día como el símbolo de su lengua y de la antigüedad de su cultura.
El amazigh fue la lengua más antigua que se habló en África del Norte, pero después de la conquista musulmana en el siglo VII dC y, sobre todo, con la llegada de las tribus árabes nómadas de los Banu Hilal y Banu Sulaym a partir del siglo XI dC, muchos imazighen abandonaron su lengua y adoptaron el árabe. Durante siglos, perdió la mayor parte de su territorio y, hoy en día, incluso si aún se habla en muchos lugares, puede decirse que se trata de islotes donde sobrevive en un estado más o menos precario.
Los dialectos del amazigh son casi tan numerosos como las regiones donde todavía se habla. Sin embargo, a pesar de las distancias geográficas a menudo importantes que separan los dialectos entre sí, el aislamiento de algunos de ellos y el hecho de que la lingua franca es casi siempre el árabe, hace que la comprensión entre ellos a veces resulte difícil.
Fue a partir de los años cuarenta del pasado siglo en cuando los hablantes del amazight empezaron a tomar conciencia de la necesidad de una revitalización de su lengua, de su cultura y de su identidad. Los primeros nacionalistas argelinos, siguiendo el ejemplo de Idir Ait Amrane, compusieron y escribieron en amazight himnos palestinos y cantos patrióticos a favor de la independencia de Argelia. En los años sesenta, Mouloud Mammeri redactó y publicó la «Tajerrunt», primera gramática amazigh (de los cabilios, pueblos de etnia bereber original de las montañas de Cabilia, al noreste de Argelia), escrita por completo en lengua amazight. Además, acompañó a su obra de un pequeño glosario de neologismos amazigh. En los setenta, Mammeri, junto a algunos de sus estudiantes, compiló un léxico moderno de amazigh, en el que añadió varios centenares de neologismos necesarios para el desarrollo y la modernización de la lengua. Al mismo tiempo, las poblaciones imazighen de diversas regiones, sobre todo en Cabilia, empezaron a reivindicar el derecho del amazigh a un reconocimiento oficial.

Los acontecimientos de abril de 1980 en Cabilia (la «primavera bereber»), durante los cuales la policía argelina atacó a los estudiantes tras la prohibición de una conferencia sobre la poesía cabilia antigua, fueron el factor desencadenante de una lucha más amplia por el reconocimiento del amazight. A partir de aquella fecha, hubo innumerables marchas y manifestaciones, tanto en Argelia como en Marruecos, para reivindicar la rehabilitación de la lengua y la cultura imazighen. En 1994-1995, casi todas las escuelas de Cabilia boicotearon el año escolar y los niños cabilios perdieron el curso, todo ello para exigir que el Estado argelino introdujese la enseñanza del amazigh en la escuela al mismo título que el árabe o el francés.
El Estado argelino terminó por aceptar la introducción de esta lengua en la escuela y creó un Alto Comisariado para la Amazighidad, institución estatal que se ocupa de la cultura amazight. Al mismo tiempo, en Marruecos el movimiento militante por la reivindicación de la lengua amazigh crecía y se hacía más fuerte. En 2001, el Estado marroquí creó el Instituto Real de la Cultura Amazigh (IRCAM) y en 2002, tras un período turbulento en Cabilia y en algunas zonas de Aurès (vasto territorio montañoso de Argelia poblado por los chaouis, una etnia bereber), el amazigh fue reconocido como lengua nacional en Argelia.
No obstante, a pesar de este reconocimiento oficial y de un principio de reconocimiento en Marruecos, la enseñanza del amazigh sigue siendo insuficiente: el número de escuelas en las que se enseña es marginal y la calidad de la enseñanza a menudo mediocre, tanto en Marruecos como en Argelia. El uso del amazigh en la radio y la televisión nacionales de ambos países es accesorio. En 2009, Marruecos y Argelia pusieron en marcha cadenas nacionales amazighófonas de televisión, pero la programación que emiten sigue siendo pobre en comparación con las arabófonas y francófonas (ausencia de dibujos animados o de emisiones infantiles en amazigh, etc.) y sus franjas horarias de difusión son muy limitadas. En Túnez y Libia, la lengua amazigh sigue siendo tabú, carece de estatus oficial y no goza del menor reconocimiento, puesto que ningún medio nacional la utiliza. En Mali y Níger, a pesar del reconocimiento oficial desde hace décadas del tuareg (amazigh) como lengua nacional, junto con otras lenguas africanas, sigue marginado y su enseñanza es casi inexistente.
El amazigh, lengua que sigue siendo mayoritariamente oral, se beneficia de pocas publicaciones y la mayoría de sus hablantes, incluso los intelectuales, ni siquiera la escriben o la leen, pues utilizan el árabe o el francés para tales menesteres.
Por eso, a pesar del elevado número de amazightófonos en algunos países (más del 30% en Marruecos y más del 20% en Argelia), el amazigh sigue siendo minoritario y vulnerable. Incluso si la mayoría de la gente no se da cuenta, entre incluidos los intelectuales y los lingüistas, si todo sigue igual el amazigh no tardará en formar parte de las lenguas amenazadas. Sin una enseñanza escolar adecuada y generalizada corre el riesgo de que los niños norafricanos hijos de padres amazighófonos dejen de aprenderla, lo cual aceleraría su desaparición.

Señalización bilingüe en una roca a la entrada de Kidal (Mali): a la izquierda,
Kidal está escrito con caracteres tifinagh.

El relativo aislamiento cultural que antes le permitía sobrevivir y que ha servido para que los diferentes dialectos se mantengan vivos, hoy está a punto de acabarse. Las autopistas pasan por todas partes y las ciudades situadas cerca de los macizos montañosos o de los desiertos crecen, se desarrollan y atraen tanto a las poblaciones rurales como a extranjeros a la región (los cuales, a menudo, no hablan la lengua autóctona) y es bien sabido que en África del Norte la «lengua de las ciudades» no ha sido nunca el amazigh, sino el árabe.
De hecho, durante los dos últimos siglos, el amazigh ha desaparecido de varias regiones de Argelia en donde ya era muy vulnerable, pues sólo se hablaba en algunos raros poblados amazighófonos situados en medio de otros arabizados. Y el proceso continúa y amenaza con fragilizar incluso los dialectos más importantes (el cabilio y el chaoui en Argelia, el rifeño y el tamazight en el Marruecos central, el tachelhit del sur de Marruecos y el tuareg en el Sáhara). Ésta es la razón principal por la que los amazighófonos deben tomar conciencia de la amenaza que pesa sobre su lengua.

En una carretera a la entrada de Isser (Cabilia), esta señal da la
bienvenida en tres lenguas, árabe, tifinagh y francés.
Hoy en día, cuando numerosas lenguas se ven amenazada de extinción y, según la UNESCO, cada dos semanas desaparece una lengua del mundo, los amazighófonos deben hacer un esfuerzo para preservar y promover la suya, en primer lugar hablándola, pero también escribiéndola y leyéndola.
Ejemplos de letreros amazigh transcritos en árabe, en el oasis de Boussemghoun, a 90 km de Ain Sefra, en el sudoeste de Argelia:

Entrada del Café del Kasr: El Kahouwa edh lataï (Café y Té en tamazight)



Ouffough – Khourouj (Salida)




T'madalt nath Tebboun:
«Placeta de los Tebbboun»
(los Tebboun son una gran familia de Boussemghoun)



Tazaqa Tamallalt:
La sala blanca de la Zaouia

La lengua amazight en Tlaxcala: cómo y por qué
Tlaxcala, la red internacional de traductores voluntarios que militan por la diversidad lingüística en el mundo, crea hoy una sección en lengua amazigh en su nuevo sitio web (http://www.tlaxcala-int.org), inaugurado el 14 julio de 2010. El sitio anterior (http://www.tlaxcala.es), con un formato distinto, existía desde el 21 febrero de 2006 (la razón de haber escogido esa fecha precisa fue que en 1999, la jornada del 21 febrero fue declarada Día Internacional de la Lengua Materna por la UNESCO, pues en 1952, día por día, cinco estudiantes de Dacca habían dado sus vidas para que el bengalí fuese nombrado lengua oficial en lo que entonces era el Pakistán oriental y, tras la Guerra de liberación, se convirtió en Bangladesh). Desde aquella inauguración Tlaxcala publicó más de 10.000 artículos escritos por más de 1000 autores y traducidos a más de trece lenguas del mundo entero. Los miembros de Tlaxcala, que trabajan en cooperativa, quieren ampliar las actividades del grupo al mayor número posible de lenguas con el fin de contribuir tanto a la preservación de aquellas que están amenazadas como a la diversidad lingüística de la humanidad.
El nuevo sitio de Tlaxcala tiene más prestaciones que el anterior y su uso es mucho más sencillo. La sección de tamazight contará con traducciones a esta lengua de artículos informativos cuyos temas variarán desde Palestina e Israel hasta Afganistán y Pakistán, pasando por USA y Honduras, las Islas Filipinas y otras cuestiones de actualidad.
Nosotros, los amazighófonos, tenemos una lengua que necesita ser hablada y también escrita. Escribir en nuestra lengua no significa solamente escribir proverbios, cuentos y poesía –incluso si es necesario rendir homenaje a todos esos géneros literarios que han podido preservarla durante siglos–, sino también artículos de análisis y de investigación, escribir y traducir obras de temas diferentes y, en particular, de los más modernos y de actualidad. Se trata de conquistar con nuestra lengua nuevos territorios de conocimiento para que éstos hagan del tamazight un medio moderno de comunicación que pueda responder a las necesidades contemporáneas de sus hablantes. Hay algo que parece indispensable: no deberíamos confinarla únicamente a la expresión oral o a la literatura popular y tradicional, sino más bien abrirla a reflexiones actuales. La iniciativa de Tlaxcala nos ofrece una oportunidad única para incidir en esta tarea.
Por eso, lanzamos desde aquí una llamada a todos aquellos que sueñan con promover la lengua amazigh para que contribuyan con su escritura a su difusión en Internet, traduzcan artículos ya publicados en Tlaxcala y difundan este mensaje.
Ya lo dice uno de nuestros proverbios, Afus deg ufus, taâkemt ad tifsus: “Si todos vamos de la mano la tarea será menos pesada”.
Por último, un detalle importante: reina en Tlaxcala un acuerdo total sobre la concepción de las lenguas como herramienta de comunicación universal y de apertura, no como de repliegue sobre uno mismo o como gueto. A menudo las lenguas son muros y nosotros queremos que sean puentes. Aplicado al amazight, esta concepción progresista implica que debemos realizar un trabajo de campo y de innovación lexicográfica con el fin de establecer un panamazight, una lengua escrita «normalizada» que sea comprensible para la mayoría de los amazighófonos del mundo. Se trata de una labor que necesitará la cooperación de todas las personas competentes en la materia, a las cuales invocamos desde estas líneas para que participen en esta aventura necesaria.
 


Esta señal de tráfico con el Stop en árabe y bereber fue instalada en Nador (Marruecos) el 29 de abril de 2003… y aquella misma noche desapareció.

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