Maneras de vivir |
Un hombre de cierta edad llego a la clínica donde trabajo muy temprano para hacerse curar una herida leve, se le notaba que tenia prisa, preguntando en demasía cuanto quedaba para terminar, así que le pregunté cual era el motivo por el cual tenia tanta prisa. Me dijo que tenía que ir a una residencia para desayunar con su mujer como todos los días, que vivía allí, me contó que llevaba ya tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Terminando la cura de la herida, le pregunté de nuevo si ella se inquietaría mucho al llegar tarde esa mañana. -No, me dijo, ella ya no sabe quién soy, hace ya casi cuatro años que no me reconoce. Entonces le pregunté extrañado. -Y si ya no sabe quién es usted ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome la mano me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero yo si sé muy bien quién es ella. Anónimo |
Monólogo campesino
El sol me pertenece, el aire es mío, no me tasan el agua porque abunda en claras fuentes y en el ancho río; ¿y no es mía la tierra que fecunda mi labor incesante y fatigosa? ¡Me arrebatan las mieses que he segado, y se las lleva gente perezosa que vive sin dolor y sin cuidado! ¡Tras de quitarme el pan que se me debe, arrancarme los hijos que me ayudan! ¡Y nos llaman soez, inmunda plebe, y si estamos vestidos, nos desnudan! Para vivir nos falta un elemento detentado por leyes inhumanas: con la tierra nos roban el sustento... ¡y respondemos con protestas vanas! Pero la plebe ha de cansarse un día de prorrumpir en quejas inocentes ¡Para acabar con tanta villanía no basta con las uñas y los dientes! Nicolás Estévanez y Murphy maimenes
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