Cuento Canario
Hace tiempo, en el siglo pasado en el norte de Tenerife, había un doctor español que se llamaba Peytavi, gordo, mofletudo y aprovechado de sus enfermos como el que más.
Un día, el doctor iba montado en su mula pa visitar a un enfermo guanche en los montes de la Orotaba, que tenía un absceso en la garganta. Nuestro doctor se encuentra con un amigo a la puerta de la casa de su cliente; se baja de la mula pa charlar un rato más cómodamente, entonces la mula, viendo la puerta de la casa abierta, entra sola en la casa.
La habitación donde se encontraba el enfermo, estaba en el entresuelo. La mula, despacio, entra en la habitación del pobre hombre, que como estaba en artículo morte, estaba acostado en su cama. Al oír los pasos de la mula el campesino guanche cree que es el doctor el que llega, y levanta el brazo sin volverse pa que le tome el pulso. La mula canaria que ve el brazo delante de ella abre la boca y le muerde la mano. Nuestro enfermo, horrorizado, vuelve la cabeza, ve la mula y se tira de la cama dando gritos, después, viendo al animal, le da un ataque de risa tal, que hace que vomite y le sale el absceso de la garganta y se queda hablando y curado.
En ese momento llega el doctor español, el tal Peytavi y comienza a darle bastonazos a la mula; es entonces cuando el enfermo le grita al doctor:¨ ! Alto ahí, señó doctor¡, hay que maravillarse de lo que aquí ha sucedido: ver una mula canaria curar un terrible mal, que usted con toda su ciencia y sus estudios en España no había podido curar en varias semanas. A partir de ahora, si vuelvo a caer enfermo gravemente, envíeme su mula y quédese usted tranquilo en su consulta.¨
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