Se puede ser felíz ¡¡¡

Se puede ser feliz pues todo ser está programado, en cada célula de su organismo, en cada latido de su corazón, en las zonas más abismales del espíritu, para ser dichoso, feliz.

En la realidad humana, cada individuo nace, está predestinado a seguir el curso de un destino, de una determinada existencia; todo ello independientemente de su voluntad o libre albedrío. Si pudiéramos elegir ser quienes somos (o queremos ser), vivir en una región concreta: ciudad, población, etc., si ello fuera posible, entonces no necesitaríamos de un DIOS en el que creer. Nuestro deseo sería eje sobre el cual rodaría nuestro andar.

Nacemos libres pero el hombre, en ese instante, pone sus propias ataduras: creencias, convicciones familiares, sociales, tabúes. Hasta que no llegue el momento de tomar conciencia de nuestra propia existencialidad seguiremos siendo simples marionetas.


No elegimos ser quienes, ni cómo somos, no es nuestra exigencia, nuestra elección.

La vida nos viene dada, regalada como tributo de un Dios - llámese Allah, Buda, Jehová,

generoso, repleto de amor a sus hijos, nosotros, todos.

A lo que replica un viejo cantar, con la sabiduría de la experiencia:

“ No pidas justicia al destino, obligándole porque no encontrarás jamás amigo ninguna equidad. Coge lo que puedas y te, porque con él, aunque se finja amigo, probará forzosamente lo amargo: pues cuando la suerte decide, la vista se ciega.

El hombre ansía obtener lo que desea, pero Allah da sólo lo que El quiere. ”


Cada hombre en sí debe acatar, cumplir, con tan generoso presente celestial. Nada más fácil y sencillo.

Mcm

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