El Alquimista
Todos los seres estamos en el mundo para algo. Nuestra existencia tiene un sentido. Cada uno tenemos una misión que cumplir. Un camino que seguir. Un sueño que conquistar y que vivir. Un tesoro para buscarlo y encontrarlo. Una Leyenda Personal. Una vocación.
Pero muchas veces los hombres no vivimos nuestra Leyenda Personal, sino que nos instalamos en la seguridad de lo que ya tenemos y abandonamos la búsqueda de nuestro tesoro y no vivimos nuestro sueño.
Paulo Coelho, en el Alquimista, nos cuenta la historia de un muchacho, Santiago, que sigue el camino de sus sueños, para buscar su tesoro personal. Y durante este camino pasa por muy diversas situaciones: se hace pastor de ovejas en Andalucía y aprende de las ovejas, se encuentra con el rey Melquisedec que le dice que tiene que vender sus ovejas y partir hacia Egipto, vende las ovejas, cruza el estrecho, trabaja un año en una tienda de un vendedor de cristales, parte en una caravana por el desierto, llega a un oasis donde encuentra el Amor, conoce un Alquimista que le acompaña de nuevo por el desierto, habla con el viento y con el sol, y llega finalmente a las Pirámides de Egipto... Y en todo su caminar va aprendiendo a escuchar las señales que Dios puso en el mundo para guiarnos hacia nuestro destino y hacia nuestra felicidad, y va aprendiendo a escuchar la voz del desierto, del viento, del sol... y la voz de su propio corazón...
El Alquimista es un libro mágico y maravilloso, que hay que leer y releer. A continuación pongo algunas frases entresacadas de ese magnífico libro. Y las pongo precisamente para incitar a su lectura a aquellos que todavía no lo hayan leído o a su relectura a aquellos que ya lo tienen un poco olvidado. Si quereis de verdad entender estas frases necesitais leerlas en su contexto y para ello solo teneis que leer o releer el Alquimista.
Que no abandoneis nunca el camino de vuestros sueños.
Paulo Coelho
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