Dicho Tuareg
El abismo que separa Oriente de Occidente no se debe a los distintos colores de la piel ni a las diferencias religiosas.
Es la forma de vivir lo que nos distingue. En Oriente hacemos caso del destino y solemos acatarlo, mientras que los occidentales actúan como si el destino no existiera y todo fuera cuestión de voluntad humana.
En el desierto todos se enfrentan a lo que alguna vez dejaron atrás.
Ante el poder absoluto del desierto, en el que una vida humana apenas si equivale a un grano de arena, todo lo demás palidece, y el hombre queda reducido a lo que es, una criatura débil y frágil , incapaz de sobrevivir tres días sin agua en este entorno hostil. Un lugar de peligro y muerte…, pero también una belleza arrebatadora.
Quien quiere avanzar en el desierto aprende enseguida a adaptarse a su relieve y a viajar por las crestas de las dunas.
Los hijos e hijas del desierto lloran poco. Lo consideran un desperdicio , ya que el agua es imprescindible para sobrevivir. Pero cuando sí lloran es porque algo los ha herido más que la sed mortífera o el cuchillo de un enemigo.
Dicho tuareg : Solo un necio intenta aferrar la arena.
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