He llegado
He llegado a tu santuario
ya viejo y acabado.
Y tú te vez igual que siempre,
los años sobre ti
pasan desapercibidos.
Llego a ti cansado, pero
por fin llego; en mi corazón
aun arde la llama joven.
Con una mirada me robas el alma,
y me acerco hasta tu presencia
perdido en tu dominio,
tocas mi cara y me siento
aliviado; por fin me besas,
y siento como cada parte
de mi, rejuvenece nuevamente.
Volteo y miro como mi cuerpo
ahora reposa junto al tuyo
que tanto tiempo me estuvo
esperando; te miro a los ojos,
y sin más palabras comenzamos
nuestro camino hacia la eternidad.
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